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La gasolina se acerca a los 2 €/litro

La gasolina se acerca a los 2 €/litro

viernes 31 de octubre, 2025

La gasolina se acerca a los 2 €/litro

La gasolina se acerca a los 2 €/litro
Un nuevo impuesto que reabre el debate sobre la transición energética

La transición energética vuelve a ocupar titulares, esta vez por el impacto directo que tendrá en el bolsillo de los ciudadanos. Según ha adelantado La Sexta, un nuevo impuesto europeo, conocido como RCDE2, entrará en vigor en enero de 2027 y encarecerá los combustibles fósiles en toda la Unión Europea. El objetivo declarado es que los sectores más contaminantes —como el transporte por carretera o la industria— paguen más por sus emisiones de CO₂, pero el efecto será visible para todos: la gasolina podría superar los 2 euros por litro, con incrementos de entre 25 y 45 céntimos por litro de carburante.

El impuesto no se aplicará directamente al consumidor, pero las empresas repercutirán el coste final en los precios, lo que hará más caro repostar, transportar mercancías o simplemente desplazarse. De nuevo, el ciudadano medio será quien note la factura climática en el surtidor.

Esta medida, enmarcada en la estrategia europea de descarbonización, busca acelerar la sustitución de los combustibles fósiles. Sin embargo, plantea una pregunta incómoda: ¿estamos realmente preparados para dejar atrás el diésel y la gasolina sin ofrecer alternativas sostenibles y asequibles?

Durante años, el debate público ha girado en torno al coche eléctrico como “la gran solución verde”. Pero lo cierto es que la electrificación total no es ni la única opción ni, a día de hoy, la más barata. El elevado precio de la electricidad —agravado por impuestos, tarifas variables y el coste de generación— hace que mantener y cargar un vehículo eléctrico no siempre resulte tan económico como prometen los titulares. Además, sigue habiendo retos logísticos importantes: infraestructuras de carga insuficientes, dependencia de materias primas críticas y huella ambiental de la fabricación de baterías.

Frente a ese modelo único, existen alternativas que ya funcionan dentro de una economía circular y realista. Una de ellas es el biodiésel producido a partir de aceite de cocina usado, un residuo que se transforma en energía renovable sin necesidad de ocupar tierras agrícolas ni competir con la producción de alimentos. Este tipo de biocombustible reduce las emisiones, evita la contaminación del agua y ofrece una opción inmediata para flotas, vehículos diésel existentes y sectores que aún no pueden electrificarse.

Si la transición energética busca ser justa y sostenible, no puede basarse en subir impuestos y empujar a los consumidores hacia una sola tecnología. Necesitamos un modelo plural, que fomente la innovación en todas las fuentes de energía limpia y valore las soluciones que aprovechan lo que ya tenemos.

La subida del combustible puede ser el empujón que necesitamos para cambiar hábitos, pero también debería servir para repensar las políticas energéticas: menos castigos y más incentivos; menos dogmas y más economía circular. Porque un futuro sostenible no se construye solo con enchufes, sino con sentido común.

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