Reciclaje en acción

El verano no solo es época de descanso: también es un momento clave para poner en marcha iniciativas medioambientales que aprovechan el aumento del turismo y el tiempo al aire libre. En España, cada vez más playas, pueblos y empresas se suman a la causa del reciclaje con proyectos creativos y eficaces. Aquí te contamos algunos ejemplos que demuestran que un verano sostenible es posible… y contagioso.

Playas que cuidan lo que importa

En la Costa del Sol, el Ayuntamiento de Marbella ha instalado contenedores específicos para reciclar latas y botellas en sus principales playas. A través de campañas visuales y talleres para niños, buscan concienciar a los bañistas y reducir los residuos abandonados en la arena.

También destaca la iniciativa “Recicla y respira” en Gandía, donde se han repartido ceniceros portátiles para evitar que las colillas acaben en la playa, además de puntos limpios móviles en los paseos marítimos.

Pueblos pequeños, grandes ideas

En el municipio de Viladecavalls (Barcelona), se ha implementado un sistema de recogida puerta a puerta durante los meses de verano, incluyendo residuos orgánicos, envases y vidrio. Además, se incentiva el reciclaje con descuentos en la tasa de basuras.

En la sierra de Cádiz, Zahara de la Sierra ha apostado por contenedores inteligentes con sensores que notifican al ayuntamiento cuándo deben vaciarse. Así optimizan recursos y evitan el desbordamiento en temporada alta.

Premios que inspiran

En 2024, los Premios R de Ecoembes destacaron a la empresa alicantina OceanWaste por su proyecto de recogida y reciclaje de residuos plásticos marinos, muchos de ellos recogidos por pescadores en la costa levantina. El material reciclado se reutiliza en mobiliario urbano y textiles.

Otro ejemplo es ReWine, una cooperativa catalana que reutiliza botellas de vino mediante un sistema de devolución y limpieza que ha evitado ya la generación de más de 200.000 residuos de vidrio.

El verano como oportunidad

Estas iniciativas nos recuerdan que el verano también puede ser una oportunidad para mejorar nuestros hábitos, innovar y proteger el entorno. Ya sea en la playa, la montaña o el pueblo, siempre hay margen para reciclar mejor… y para inspirar a otros.